lunes, 12 de febrero de 2018

El proyecto de hotel-rascacielos retrotrae a otros momentos más tristes de la historia de Málaga en los que la ignorancia o el no entendimiento de sus valores dieron al traste con muchos de sus recursos y talentos urbanos, talentos aprendidos a lo largo de milenios



La torre rascacielos  hotel dañaría para siempre el paisaje patrimonial de Málaga y de su puerto

-¿Qué es Icomos?
-Icomos es una red internacional con más de 10.000 expertos en patrimonio de las más diversas ramas. Aunque se dedica a todo el patrimonio inmueble, es más conocido por ser el organismo consultivo oficial de la Unesco para la Lista del Patrimonio Mundial. Todos los bienes que pretenden entrar en esa lista como bienes culturales o mixtos precisan de un informe previo de Icomos.
-Usted es uno de los autores del informe sobre el hotel-rascacielos del puerto. ¿Qué le llamó la atención en el arranque del trabajo, cuando visitó la ciudad?

-Las visitas se iniciaron en junio de 2017, aunque no se puede decir que desconociésemos el contexto patrimonial de Málaga. Nos llamó la atención que el proyecto no nos encajaba en el devenir de la ciudad durante los últimos años. Satisfaciendo una vieja asignatura pendiente, Málaga ha tenido una actitud distinta respecto a sus monumentos, a sus barrios históricos o su paisaje; el proyecto se apartaba de un proceso en el que secuencialmente se han creado nuevos museos que sintetizaban una personalidad que diferenciaba Málaga de otras ciudades. El proyecto de hotel-rascacielos retrotrae a otros momentos más tristes de la historia de Málaga en los que la ignorancia o el no entendimiento de sus valores dieron al traste con muchos de sus recursos y talentos urbanos, talentos aprendidos a lo largo de milenios.
-¿Sus recomendaciones pueden revertir el proyecto?
-Los informes de Icomos no son de obligado cumplimiento, son una llamada de atención sobre cómo se está actuando o amenazando a un bien cultural. La responsabilidad es de la ciudad y de sus agentes. El principal objetivo es que sirvan de criterio que oriente buenas prácticas patrimoniales.
-¿Cómo valora el papel de las instituciones en este asunto?
-En mi opinión, hay un escaso entendimiento de lo que es el paisaje urbano malagueño y sus valores, tampoco existe una normativa específica y clara con la que defenderlos. Después, hay también otras instituciones ciudadanas que se están interesando en la defensa de determinadas reivindicaciones o intereses. Con independencia del criterio de cada una de ellas, por lo menos están generando estado de opinión, debate, algo que no se ha alentado desde el gobierno autonómico, local o por las autoridades del propio puerto. Estas últimas, en el caso del informe de Icomos, han sido las únicas que no han respondido para aportar su criterio respecto al proyecto.
-¿Qué le dice que el debate no surja de los propios estamentos públicos?
-Confirma que, desde el punto de vista patrimonial y ciudadano, se ha errado en el proceso.
-Subraya el valor del paisaje patrimonial de Málaga y de su puerto. ¿Le sorprende que la Delegación de Cultura no haya hecho apreciación alguna?
-Entendemos que la Administración ha asumido una posición cómoda y un poco salomónica, algo así como que lo que no está dentro de un espacio declarado bien de interés cultural o en su entorno no es de su competencia. Pero hay que recordar que la ley de Patrimonio Histórico Andaluz, que no se atrevió a incluir los paisajes patrimoniales como objeto de protección, sí señala en su artículo 19º que "se entiende por contaminación visual o perceptiva (...) aquella intervención, uso o acción en el bien o su entorno de protección que degrade los valores de un bien inmueble integrante del Patrimonio Histórico". Si la Delegación de Cultura ha entendido que la torre no contamina visualmente, no uno, sino varios bienes de interés cultural malagueños, manifiesta una lectura un tanto miope de la ley, muy poco generosa con el patrimonio y que hace dejación de funciones respecto a la tutela del principal componente del patrimonio malagueño: su paisaje. Cultura no tiene hoy por hoy instrumentos para velar por los valores de los paisajes patrimoniales urbanos, lo demostró en el caso de Sevilla y lleva camino de reincidir en Málaga.

-Dice que el paisaje patrimonial de Málaga "podría buscar acomodo entre los principales reconocimientos de la Unesco".
-Málaga tiene un valor excepcional como paisaje evolutivo. Habría que estudiar si ese valor es además universal. No es solo una cuestión de términos, sino de criterio de Unesco para introducir nuevas candidaturas. Está claro que en esta lista ya es difícil que entren catedrales, centros históricos o gibralfaros y alcazabas, pero hay muy pocos paisajes urbanos y Málaga es un ejemplo sobresaliente de ciudad que, con casi tres mil años de historia, y tras un proceso de ignorancia y desprecio por el patrimonio que duró buena parte del siglo XX, se está reinventando, también su paisaje, a partir de recursos culturales que, sin renunciar a la modernidad, confirman un escenario urbano rico, variado y con un contexto territorial muy singular.
-¿Hasta qué punto la torre podría afectar?
-Un rascacielos que rompa los frágiles valores en los que se sustenta el paisaje sería cortarse una pierna antes de empezar la carrera. La torre acapararía el protagonismo de la imagen de la ciudad y la pondría a su servicio. Empequeñecería todos los hitos patrimoniales que durante siglos han sido la quintaesencia de la personalidad malagueña (Catedral, Alcazaba, Gibralfaro) y evidenciaría cómo un uso privado sobre un suelo público, viene a dar una nueva jerarquía en el paisaje de la ciudad: los valores espirituales y de defensa históricos se pliegan ante un hotel que disfrutarán, sobre todo, turistas y no los malagueños.

-¿Encuentra similitudes a lo que está ocurriendo en Málaga con lo sucedido en su día en Sevilla y la Torre Pelli?
-Por supuesto, y los malagueños tienen un buen punto de comparación cercano respecto a lo que puede pasar en la ciudad. La Torre Pelli cambió completamente la imagen de Sevilla y se convirtió en su principal protagonista, aminorando el papel del resto de sus valores paisajísticos. Es un buen ejemplo de mala práctica patrimonial, Sevilla quería ser más moderna con la Torre Pelli y obviamente la modernidad es algo que va más allá de las formas y tiene que más ver con los interiores, sobre todo los interiores de las cabezas de sus ciudadanos. Málaga está a tiempo de evitar un impacto de este tipo.
-Icomos no rechaza que pueda ocuparse el suelo del dique de Levante, pero enfatiza la necesidad de una reflexión sobre ello.
-Aquí tengo que hablar como malagueño, y no como miembro de Icomos. Estoy completamente de acuerdo con el uso cultural. Málaga debería mirar más a Sidney o a Oslo, no para volver a construir una ópera, sino un recurso que engrandezca la cultura de la ciudad, como se viene haciendo con otras muchas de las nuevas piezas que conforman la imagen renovada de la ciudad. Mirarse en Sevilla, para esto, creo que resultaría, cuando menos, muy provinciano.

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